El abrazo de Dios | ¿Necesitas un abrazo?

Cuando estás en una situación muy difícil, llega el miedo y se apodera de ti, y te hace hacer o decir cosas que empeoran más la situación.

En ese momento, el Maligno quiere tomar el control de tu miedo para hacerte caer a lo más profundo de tu ser.

Y esa es la lucha del bien contra el mal; aunque no lo creas, esa lucha la vives cada día, pero en diferentes circunstancias.

Cada día debes tomar una decisión en algo, y allí tu vida tomará un rumbo desconocido en donde pueden pasar cosas buenas o malas.

Pero cuando te pasen cosas malas, te aconsejo que hagas como hizo Efraín cuando estuvo involucrado en un problema muy grave que llegó hasta las autoridades.

Efraín quedó involucrado en un problema de estafa de su pareja, y por el hecho de vivir con ella todos pensaban que él tenía conocimiento de lo que ella hacía.

Las autoridades detuvieron a su pareja y lo llamaron a él para que se presentara a declarar. El caso evidenciaba que la acusación era cierta y que su pareja era culpable.

Y cuando Efraín estaba afuera de la fiscalía le entró un miedo profundo y empezó a pensar negativamente, porque creía que quedaría preso siendo inocente.

Luego, Efraín empezó a tener dentro de sí la lucha del bien contra el mal; ese era el Maligno buscando quebrantarlo para que maldijera a Dios y lo culpara de sus problemas.

Pero el Maligno quedó en shock cuando Efraín le dijo esto a Dios: «¡Padre mío!, te pido perdón por mis errores y pecados, pero llegó el momento de dar la cara por ti y demostrar al Maligno que tú no estás solo, y que yo estaré delante de ti, como tú siempre lo has estado por mí».

También le dijo esto a Dios: «¡Tu voluntad nunca me pondrá donde tu gracia no me proteja!, yo confío en ti, y te pido que te quedes cerca de mí, porque le voy a enseñar al Maligno que mi amor por ti es puro y verdadero».

En ese momento Efraín estaba parado bajo un árbol bien frondoso, y después que Efraín terminó de orar a Dios, se sentó en una acera y en ese instante sintió que alguien lo abrazó como si estuviera sentado a su mano derecha.

Y Efraín del susto sacudió todo su cuerpo, y se dio cuenta de que ese abrazo era de Dios. Luego sintió una paz que calmó todo su ser y que le dio la seguridad de que todo saldría bien.

Al pasar el tiempo, el caso fue cerrado (como por arte de magia); la pareja de Efraín quedó libre aunque era culpable, y se separaron porque él desconfiaba de ella.

Efraín quedó muy agradecido con Dios, porque Él lo ayudó al ver la fe y el amor que tenía en su corazón.

¡Tú también eres hijo e hija de Dios, y Él estará allí esperando para darte el abrazo que tanto necesitas!

Todos necesitamos el abrazo de Dios por duelo, miedo, soledad, depresión, inseguridad, estrés y por otras cosas o factores que nos afectan como seres humanos.

«Así como tú necesitas el abrazo de Dios, también hay alguien que necesita de tu abrazo».